Evidentemente no encuentro palabras para describir lo que significa para mi la música.
Casi desde que tengo recuerdo, la música ha formado parte de mi vida. Al principio piano, durante 10 años y más tarde violonchelo, mi actual instrumento, durante otros muchos años.
Jamás agradecerá lo suficiente a Pedro Corostola, el antiguo catedrático de el Conservatorio Superior de Música de Madrid el que supiese entender la locura que suponía compaginar la carrera de Medicina con la de Música: semanas de poco estudio, exámenes que coincidían… en el fondo creo que se sentía muy orgulloso de su alumno «larva de médico».
Me reconozco Bachmaníaco. No en vano he interpretado un sin fin de conciertos y cantantas de J. Bach. La beca que obtuve para la Internationale Bachakademie de Stuttgart creo que fue uno de los acontecimientos musicales que más me ha marcado. Bach fue un genio musical, vamos unos ejemplos:
Bach emplea constantemente el número 7 en su obra, suma de 3 (el número del cielo) + el 4 (el número de la tierra). Su mismo nombre, es 2×7 (B+A+C+H = 2+1+3+8).
Si nos fijamos en los movimientos «Credo in unum Deum» y «Patrem omnipotentem», veremos que en ambos, el número total de compases es 129.
C(3)+R(7)+E(5)+D(4)+O(14) = 43
El número 129 viene de (43 + 43 + 43) X 3 3 = La Santísima Trinidad.
La palabra ‘Credo’ es cantada en los textos 7 X 7 = 49 veces. La frase ‘in unum Deum’ es cantada 7 X 12 = 84 veces. El número total de compases en los dos siguientes movimientos «Et in unum Dominum» and «Et incarnatus est» es… exacto! 129
El violonchelo con el que toco es un Fernando Solar . Tiene una antiguedad aproximada de 30 años y el valor, como toda obra de arte, es incalculable.
Con él he interpretado dúos, trios, cuartetos, conciertos, siinfonías, música barroca, romántica, contemporánea, grabaciones en TV, radio, viajes… Muchas notas y muchos sentimientos.