por mstislav | Oct 30, 2011 | General, Gente - cosas de la vida, Personal
Hay algunos concursos que me gustan. Al menos despiertan mi curiosidad. Uno de ellos es el formato «tú sí que vales». Y me refiero al formato, porque es un tipo de concurso explotado ya en diferentes ediciones, de diferentes países y con diferentes nombres.
En él, el personal que acude nos muestra sus habilidades de cualquier índole. Desde doblar servilletas con los dientes y a la pata coja hasta interpretar el capricho 24 de Paganini con sólo tres cuerdas de violín.
Hay sin embargo un par de aspectos que siempre me desagradan.
Por un lado, el uso de los niños. Sí… sí… digo el «uso» porque realmente creo muchas veces que son los propios padres los que usan a sus hijos como medio o camino para expresarse o presentarse en la televisión… o en la vida… Realmente un niño de 6 años está interesado en dar esas formidables piruetas que requieren tantas horas diarias de esfuerzo? Saca tiempo suficiente como para jugar, relacionarse y divertirse? No es realmente un padre/madre en pequeñito lo que estamos viendo?
Por si acaso, me aplico el cuento y he decidido que mis hijos sólo van a estudiar música tres horas al día y que podrán elegir entre dos carreras universitarias que les propondré en su momento. Quiero que sean ellos mismos…
Volviendo al concurso, luego está el tema del ojo. Ese ojo que para curarse necesita una operación millonaria y que sólo realizan en Seattle un determinado par de manos expertas y que requiere además nosequé pócima secreta para sanarse. Para costear la operación y el viaje, su dueño primero nos muesta un interesante y detallado documental sobre su ojo y su enfermedad y luego nos inflige una lacrimógena versión de Nessum Dorma que arranca los aplausos de todo el plató…
Vamos a ver, eso se llama chantaje emocional. O chantaje a secas. No me cuentes ni tu vida ni la de tu ojo y… Canta! Si eres bueno y realmente vales, ya irás a Seattle…
por mstislav | Sep 12, 2011 | General, Gente - cosas de la vida, Personal
Es una historia ya muy antigua. Casi desde que el hombre es hombre. Diferencias y desigualdades entre la persona o empresa que requiere un servicio o trabajo y la persona que lo brinda. Trabajadores contra empresarios. La historia de nunca acabar.
Recientemente hemos tenido una pequeña debacle en nuestra empresa. Al final parece que todo se ha reconducido sin más consecuencias. Al menos, sin consecuencias graves. De todas formas, el desafortunado desencuentro me hace reflexionar sobre el comportamiento y la actitud hacia la gente que trabaja «con» (y no «para») nosotros. ¿es una quimera la búsqueda de relaciones armoniosas entre trabajador y empresario? ¿Realmente el empresario es siempre un explotador? ¿el trabajador siempre «barre pa dentro»?¿es una utopía pensar que el trabajador debe sentirse empresa?
Me miro y me remiro: no me veo aspecto de cabrón, la verdad. Creo que tampoco ni me aprovecho ni me he aprovechado de nadie. ¿Por qué entonces a veces las cosas no funcionan como deberían funcionan? De nuevo me viene a la mente la utopía…
No valgo para estar fiscalizando el trabajo de los demás, ni las horas empleadas en determinadas tareas, ni evaluar determinados comportamientos. Prefiero gestionar ideas, proyectos y tendencias que dirijan el rumbo de mi empresa. Me gusta rodearme de gente implicada que disfrute de su trabajo y que se sientan empresa (¿de nuevo la utopía?). Me gusta ser honesto con la gente que me rodea. Me gusta crecer en grupo y compartir éxitos. Me gusta felicitar y alabar y premiar. Eso sí… ante lo contrario… no me tiembla el pulso. Alguno que otro da fe de ello.
por mstislav | Ago 23, 2011 | General, Gente - cosas de la vida
El cuerpo humano es un sistema realmente asombroso. Tiene una capacidad propia de autogestión y administración de recursos francamente espectacular.
Por poner un ejemplo, su manejo y economía del agua es sorprendente.
La cantidad de agua presente en el organismo está estrechamente ligada a la cantidad de electrolitos. La concentración de sodio en la sangre es un buen indicador de la cantidad de agua existente en el organismo. El cuerpo trabaja para mantener el nivel de agua total y por lo tanto, para que el valor de sodio en la sangre sea constante. Cuando éste es demasiado alto, el cuerpo retiene agua para diluir el exceso de sodio. Para ello se van disparando paulatinamente mecanismos neurológicos (aparece la sed) y hormonales (la hipófisis secreta la hormona antidiurética y se produce menos orina).
De esta forma el cuerpo preserva el volumen sanguíneo y mantiene la presión arterial en limites aceptables.
En caso de existir compromiso mayor, el sistema circulatorio toma cartas en el asunto. Aumenta la frecuencia cardiaca para hacer más eficiente el uso del poco volumen que queda. Se produce una vasoconstricción generalizada como intento desesperado de mantener la presión…
Los sistemas restantes funcionan de forma similar. El sistema digestivo se autovigila y autoregula de igual manera. El sistema respiratorio, en situaciones de alarma, desesperación… optimiza su extracción de oxígeno de forma casi prodigiosa. El sistema linfático autoequilibra sus competencias de forma impecable. Los sistemas inmunológicos reparan, parchean, sellan y envuelven agresiones externas, amenazas, grietas…
Mecanismos que trabajaban de forma antagónica, ante una adversidad lo hacen de forma si sinérgica. Las células con capacidades pluripotenciales hacen buen uso de su magia…
Todo está orquestado para lograr nuestra supervivencia a toda costa.
Pero lo verdaderamente alucinante es ver cómo una enfermedad severa, un cáncer, es capar de devorar en el cuerpo de un joven uno a uno todos estos sistemas. Es alucinante ver cómo el cuerpo se resiste. Cómo van cayendo uno a uno todos los bastiones. Cómo el cuerpo grita de forma desesperada pidiendo ayuda… Le faltan recursos… En su juventud, la lucha es intensamente frenética, extenuadora. Está decidido a llegar al límite…
Y llega un momento en que todo se relaja. El caos es ya demasiado grande. El cuerpo ha perdido su batuta…
Noemí, te queremos.
por mstislav | Jul 24, 2011 | General
Hoy me he sentido inmensamente feliz. Durante unos breves instantes he tenido en mi posesión uno de los bienes más preciados de la humanidad: «la vez».
Ya de niño, me angustiaba bastante que, al entrar en establecimiento, el personal inquiriera a mi alrededor sobre «la vez»:
- ¿Quién tiene la vez?
- ¿Quién me da la vez?
- ¿La vez, por favor
- Yo tengo la vez
Una vez determinado quién estaba en posesión de «la vez», inmediatamente, y sin mediar ningún tipo de contacto o transferencia entre un interesado y otro, «la vez» cambiaba de dueño; se transfería su posesión o autoría.
Este momento recuerdo que siempre me dejaba perplejo.
Por descontado, nunca fui poseedor de tan preciado bien. Desconocía absolutamente los protocolos de entrega y recepción, así como instrucciones para su correcta custodia. Además, por ende, no sabría identificar «la vez».
Hoy, en la carnicería, mi dicha ha sido plena. He sido merecedor de la vez durante unos minutos. La he recibido, custodiado y entregado de manera protocolaria y serena, sin aspavientos ni dubitaciones. Una actuación ciertamente impecable y profesional.
Si hubiera tenido a mi alcance la Wikipedia hace unos años…
por mstislav | Jul 13, 2011 | General
Recibo ayer una llamada al móvil, desde un número indescifrable:
-Hola! Soy fulano (ni recuerdo el nombre), cuñado de Edu (creo que dijo). Que te llamo porque tengo un problema con un disco duro de mi cuñada (me parece recordar). Lo he pinchado y parece que hace un «cla cla cla» al moverse…
Estuvo unos minutos contándome que lo había pinchado en otro ordenador, como maestro, como esclavo, los datos que tenía. Todo ello con total naturalidad y confianza, como si nos acabáramos de ver… pero lo cierto es que no tenía ni idea de quién era! Claro, después de su charla… me daba nosequé decirle «pero vamos a ver ¿tú quién eres?»
Al finalizar su exposición me dice:
-¿Qué piensas? Mal asunto ¿no?
Le conté mi parecer y posibles (pocas) soluciones.
Tras otra pequeña charla sobre el asunto me pregunta:
-Bueno ¿y qué tal todo? Creo que os habéis mudado de local de trabajo ¿no?
¡¡¿Y quién es este hombre?!!
-Sí, nos hemos mudado a un nuevo local más grande, con luz natural, más cómodo. Ya sabes… como ahora somos más trabajando… Pásate un día a verlo! Seguro que te gusta!
-Claro, hombre. Y por lo demás ¿todos bien?
-Sí, sí… ya sabes… mucho curro… todos bien…
No me atreví a preguntarle por lo suyo… ni por cómo estaba aquello… por prudencia…
Nos despedimos, amigos como siempre, hasta la próxima. ¿es frecuente que pasen este tipo de cosas? A mí no es la primera vez que me ocurre. Qué cosas tiene la vida…
por mstislav | Jun 13, 2011 | General, Gente - cosas de la vida
Ayer asistí a la representación de Ni con el pétalo de una rosa, una obra de Nieve de Medina, protagonizada por Arantxa Aranguren, Marta Poveda, Nieve de Medina y Rafael Rojas. Como aliciente especial para mí contaba con la aparición de mi querido amigo Ángel como encargado de dar el punto musical a la representación.
La obra presenta un tinte algo desgarrador, en el que la música de violín (a cargo de Ángel) coqueteaba con el propio devenir de la obra. Como dato curioso os comento que se representa, no en el interior del teatro, si no en el vestíbulo del mismo. Nieve de Medina la concebió para representarla en este concreto lugar, con este concreto elenco de actores.
La interpretación me pareció soberbia, y me introdujo de pleno en la trama a los pocos minutos de su comienzo.
La temática… el maltrato de género. Un tema sin duda de actualidad desarrollado a lo largo de toda la representación con bastante rigor y dureza.
Gracias a los participantes por el rato que me hicisteis pasar. Gracias Ángel… por tu arte 🙂