Hace unos días hemos coincidido con algunos padres en un cumpleaños.
La nota un poco discordante ha sido aportada por una mamá (una supermamá) de esas que se dedican a dar consejos a los padres para ser buenos padres.
Comentarios del tipo:
- Llevo a mi hija a Kumon, pero no te lo recomiendo a ti porque exige dedicar un tiempo diario a los niños.
- Nosotros sí que hablamos con nuestros hijos. Todas las noches, durante la cena, compartimos lo mejor y lo peor que nos ha ocurrido durante el día con ellos. Porque nosotros cenamos juntos…
Curioso ¿verdad? dan por hecho que no somos capaces de hacer algo que ellos hacen (o al menos intentan hacer). ¡Y todo esto sin conocer en absoluto nuestra dinámica de familia!
Como dice mi querido amigo Carlos, a este tipo de gente les protege nuestra educación. Buena o mala, poca o mucha, pero les protege. Solemos tener la suficiente educación como para no contestar a este tipo de gente lo que de verdad pensamos sobre ellos, sobre su matrimonio y sobre sus hijos. Carlos escribió un interesante post relacionado con esto mismo.
Y es que hay que partir de una premisa: en la educación de nuestros hijos cometeremos grandes fallos y atrocidades. ¡seguro! Negar esto ya es un gran defecto por nuestra parte. De lo que se trata es de minimizar este tipo de «yatrogenia». Hablar con nuestra pareja, reflexionar sobre estos temas, informarse… es nuestro deber y obligación.
Debemos reflexionar sobre la educación que hemos recibido. ¿en qué nos ha afectado? ¿para bien o para mal? ¿hubiéramos hecho las cosas de manera diferente? ¿había otras opciones? ¿es aplicable nuestra educación a la de nuestros hijos? ¿queremos hacerlo?
Evidentemente, y refiriéndonos a personas «normales», las decisiones tomadas sobre la educación de nuestros hijos han sido estudiadas y consensuadas.
¿¿Qué hace pensar a determinados padres que sus consensos y estudios sobre la materia son mejores que los míos?? Por favor… dejadme el beneficio de la duda… a lo mejor no soy tan lerdo como pensáis y soy capaz de hacer algo casi correctamente.
La experiencia también me dice que muchos de estos padres-escuela, con el devenir del tiempo, no son precisamente beldades lo que recogen.
Pero te picó la madre petarda, eh?!!!! ¿Es de mala educación contestar con una mentirijilla? Por ejemplo: – «No, no! Ni se nos ocurre llevarlos al Kumon y cargarnos más con ellos! Pues anda que no nos cuestan una pasta las drogas antipsicóticas que damos a nuestros hijos para que estén tontobabas todo el día y no tener que aguantarlos!!!!»
Besos, padrazo!!!!
¡Tienes razón!
¡Corro a casa a pegarles a mis hijos la paliza de todos los martes! Sin dejar marca… eso sí…
Me encanta lo que has escrito. Me siento super identificada. Siempre hay alguien que cree que es mucho más que uno y encima no es que lo crea, es que nos lo dice a la cara.
Lo que siempre me quedo, es con las ganas de responder a este tipo de papas…. pero casi siempre, prefiero no entrar en el juego, aunque cuando estoy en casa y pienso, me da una rabia…
Quizá sea la mejor elección… permanecer sin decir nada.
Cuenta a tu favor 🙂
No había visto este post. ¿Y qué me dices de la gente que NO tiene hijos y te da consejos y te dice lo que tienes que hacer con los tuyos?. A mí esos son los que más de desquician. Un beso