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Es una historia ya muy antigua. Casi desde que el hombre es hombre. Diferencias y desigualdades entre la persona o empresa que requiere un servicio o trabajo y la persona que lo brinda. Trabajadores contra empresarios. La historia de nunca acabar.

Recientemente hemos tenido una pequeña debacle en nuestra empresa. Al final parece que todo se ha reconducido sin más consecuencias. Al menos, sin consecuencias graves. De todas formas, el desafortunado desencuentro me hace reflexionar sobre el comportamiento y la actitud hacia la gente que trabaja «con» (y no «para») nosotros. ¿es una quimera la búsqueda de relaciones armoniosas entre trabajador y empresario? ¿Realmente el empresario es siempre un explotador? ¿el trabajador siempre «barre pa dentro»?¿es una utopía pensar que el trabajador debe sentirse empresa?

Me miro y me remiro: no me veo aspecto de cabrón, la verdad. Creo que tampoco ni me aprovecho ni me he aprovechado de nadie. ¿Por qué entonces a veces las cosas no funcionan como deberían funcionan? De nuevo me viene a la mente la utopía…

No valgo para estar fiscalizando el trabajo de los demás, ni las horas empleadas en determinadas tareas, ni evaluar determinados comportamientos. Prefiero gestionar ideas, proyectos y tendencias que dirijan el rumbo de mi empresa. Me gusta rodearme de gente implicada que disfrute de su trabajo y que se sientan empresa (¿de nuevo la utopía?). Me gusta ser honesto con la gente que me rodea. Me gusta crecer en grupo y compartir éxitos. Me gusta felicitar y alabar y premiar.  Eso sí… ante lo contrario… no me tiembla el pulso. Alguno que otro da fe de ello.