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Recibo ayer una llamada al móvil, desde un número indescifrable:

-Hola! Soy fulano (ni recuerdo el nombre), cuñado de Edu (creo que dijo). Que te llamo porque tengo un problema con un disco duro de mi cuñada (me parece recordar). Lo he pinchado y parece que hace un «cla cla cla» al moverse…

Estuvo unos minutos contándome que lo había pinchado en otro ordenador, como maestro, como esclavo, los datos que tenía. Todo ello con total naturalidad y confianza, como si nos acabáramos de ver… pero lo cierto es que no tenía ni idea de quién era! Claro, después de su charla… me daba nosequé decirle «pero vamos a ver ¿tú quién eres?»

Al finalizar su exposición me dice:

-¿Qué piensas? Mal asunto ¿no?

Le conté mi parecer y posibles (pocas) soluciones.

Tras otra pequeña charla sobre el asunto me pregunta:

-Bueno ¿y qué tal todo? Creo que os habéis mudado de local de trabajo ¿no?

¡¡¿Y quién es este hombre?!!

-Sí, nos hemos mudado a un nuevo local más grande, con luz natural, más cómodo. Ya sabes… como ahora somos más trabajando… Pásate un día a verlo! Seguro que te gusta!

-Claro, hombre. Y por lo demás ¿todos bien?

-Sí, sí… ya sabes… mucho curro… todos bien…

No me atreví a preguntarle por lo suyo… ni por cómo estaba aquello… por prudencia…

Nos despedimos, amigos como siempre, hasta la próxima. ¿es frecuente que pasen este tipo de cosas? A mí no es la primera vez que me ocurre. Qué cosas tiene la vida…