Ya llegamos a puerto. El viaje ha sido una pasada.
Como aspectos memorables, he conocido a un grupo de gente con la que da gusto viajar. Ya se sabe que en esto de los viajes se descubre para bien y para mal a mucha gente.
Malta, Roma, Florencia, Pisa, Cannes… todas han caido (unas con más profundidad que otras). La descripción de todas las bellezas que he visitado es motio de otro post.
El sistema de cobro en el crucero es interesante. Nada más entrar te dan una tarjeta vinculada a tu VISA. En el barco SOLO puede comprar con la tarjeta nueva que te acaban de dar. Y aquí viene la trampa… es comodísima!!
Una comida por aquí, (ras! tarjetazo!) otra por allá (ras!), una peli (ras!), un librito (ras!), conexión a internet (ras!), un daiquiri,.. ras! ras! ras! ras! y más raaaaaassss!
La última noche, ANTES de que hayas abandonado el barco, te lo cobran todo en la VISA. Nadie escapa si pasar por mamá-caja.
Me hubiera gustado conocer el cuarto de máquinas, y algunos aspectos técnicos del barco (en aspectos de ingeniería es una pasada), pero no ha podido ser. Todo estaba herméticamente cerrado para que disfrutáramos (y comsumiéramos).
En casi todas las cubiertas había gupos musicales temáticos. A destacar la tremenda profesionalidad y buenhacer de todos ellos (bueno… menos José Mari el marismeño y su guitarra, que me inflingió unas maracas para hacerle coro). Había un par de grupos de jazz minimalistas alucinantes. Buenas improvisaciones, afinación perfecta… disfruté como un enano.
He disfrutado también mucho fotografiando. Unas 3000 fotos calculo. Hacái tiempo que no me reencontraba con mi cámara de esa forma.
Asistimos a una cena/show chino-japonesa en la que un par de cocineros japoneses te preparan en directo y delante de ti la comida. Todo ello adornado con malabares realizados con cuchillos, huevos,… muy interesante. Tuve la mala suerte de que me tocara un impresentable que entre otras gracias hacía como que se meaba en la comida que te estaba preparando, mientras exprimía un bote de soja situado en su entrepierna. Lo miré con tal careto que me estubo llamando de usted toda la noche (Evaluna me daba golpes por debajo de la mesa).
Único aspecto negativo: demasiada gente comiendo, demasiada gente en las piscinas, demasiada gente embarcando, demasiada gente desembarcando, demasiadagente esperando al ascensor…
a pesar de la logística de la tripulación, que es inmejorable, son cruceros muy masificados.
El próximo lo hacemos en octubre … ya verás que los metros cudrados a disfrutar por persona son más… Incluso alguna vez irás sólo en el ascensor…
Besos a todos