Ya de vuelta de las vacaciones navideñas.

Este año hemos ido a pasarlas a Tenerife, concretamente al Médano, un pueblo surfero en el que me he puesto literalmente ciego a bucear en el que Óscar ha estado recibiendo un curso de Kite Surfing.

El Médano es un sitio similar a Tarifa, en cuanto a condiciones atmosféricas se refiere. Hay casi permanentemente corrientes de aire que le confieren un carácter idóneo para la práctica de este tipo de deportes.

En cuanto al buceo, he estado buceando con un pequeño centro situado en el propio Médano. El centro es muy pequeño, y se encuentra regentado por martín, un aleman algo desnatuzalizado (le encanta España) que ha sabido suplir las carencias técnicas de su establecimiento con una dedicación total a sus clientes.

Capítulo aparte merecen los viajes en avión. En el primero de ellos (llegada a Tenerife), la Guardia Civil estaba empeñada en que transportada un alijo de droga. Después de reastrear todos los fondos y forros de mi maleta (curiosamente la que llevaba todo el equipo de buceo), me dejaron abandonar el aeropuerto, no sin cierto aire de desconfianza. En estos casos, sería muy de agradecer al menos una disculpa.

En el vuelo de regreso, nos tocó sentarnos en la última fila del avión. El ruido era tal, que apenas podía conversar con Evaluna. La azafata, para compensarnos del atropello, nos rebajó las consumiciones a menos de la mitad de su importe.